Todo comienza un día en el que estando mirando el correo, recibe una invitación a un juego, a partir de entonces su vida dará un giro de ciento ochenta grados.
La invitación dice: juegas conmigo?.
Se baja la aplicación y empieza el juego.
Al principio no pasa gran cosa sólo juegan, ninguno siente necesidad de decir nada, sólo unos jjjjj, jeje, te gano, me ganas, en fin, hasta ahí todo inofensivo.
Al día siguiente sigue con su vida normal, pero de vez en cuando juegan y al final se pica tanto que decide tener algunas palabras con ella.
– Hola que tal?, me cuentas algo?.
– Por mi vale, pero te advierto que nunca me han gustado estos rollos eres mi segunda vez y de la primera prefiero no hablar.
– De acuerdo pues, tú dirás.
– Verás, haber como te lo cuento, hace tiempo, como un par de años, conocí a alguien, hasta ahí todo bien, me sigues.
– Si, si te sigo. Pero continúa, parece interesante.
-Perdona pero no puedo seguir, te dejo, tengo que irme.
– Vale pero recuerda que mañana tenemos una cita.
– Ok, pero no se si podré.
Una semana después esta desesperado, no ha vuelto a saber nada de ella, jamás pensó, que unas pocas palabras le iban a calar tan hondo, y que un simple juego le iba hacer desear jugar aunque fueran unos simples minutos al día, pero malditos silenciacios por que al menos no jugaba.
Pasa el tiempo y un poco harto de ponerla mensajes y juegos y no recibir respuesta decide olvidarse para siempre del tema.
Pero casualmente recibe otra curiosa notificación:
Por favor perdona mis silencios pero no podía contactar contigo, he estado fuera del país y no tenía wiffi libre y no había forma de contactar.
A Lukas le entra la vena blanda, la curiosidad puede más que él y decide una vez más aceptar el juego, comienzan la partida, a la mitad de la partida decide entablar conversación a ver por donde sale.
– ¡Hola! ¿que tal?, eres buena en esto, pero seguro que eso ya te lo habrán dicho muchos oponentes.
– No creas, no suelo jugar mucho, de hecho es raro que ahora este conectada, lo he hecho un poco por aburrimiento, ¿y tú ?.
– Quizás un poco por lo mismo, llevo día horrible, estoy super agobiado, de hecho estaba poniendo al corriente mis correos cuando he visto tu invitación, y no he podido resistir la curiosidad si te soy sincero. ¿ te apetece contarme algo ?.
– Verás no se si me apetece demasiado chatear con personas desconocidas, ya sabes por lo que se cuenta en las noticias y todo eso.
– Sólo hablamos de trivialidades si quieres.
– Bueno, pero sólo un rato si chateo no puedo pensar bien mis jugadas.
– OK, cuéntame algo.
– Y que quieres que te cuente, mi vida es bastante aburrida, seguro que la tuya es más interesante.
– No creas tampoco es demasiado emocionate pero así es la vida, una de cal y otra de arena ¿no crees?.
– La verdad que si, que es lo mismo todos los días, a veces hasta me pregunto si merece la pena seguir luchando.
– Vaya parece que hoy tenemos el ánimo más o menos, yo me siento igual.
-Perdona un par de jugadas más y lo dejamos tengo que irme estoy ocupada.
– No espera, si apenas me has contado nada.
– Otro día de verdad, tengo que irme ahora, jugamos en otro momento, hasta pronto.
Al desaparecer su oponente Lukas se queda bastante desconcertado, no sabe si insistir o dejarlo estar, pero la curiosidad puede más que él y tienta a la suerte.
-Hola!!, ¿estas ahí?.
Nada, no obtiene respuesta, así que decide dejarlo estar, que juegue cuando quiera, pero en la próxima conversación decide que ira un poco más allá.
Pasa el resto del día terminando las cosas pendientes en las que anda liado, tanto, que no se da cuenta del tiempo que ha pasado, hasta que siente que no puede más, que esta harto de estar metido en casa, esta pensando en si sale o no a dar una vuelta, cuando el destino decide por él una vez más, lo hace en forma de notificación, por fin ahí esta de nuevo, ese cansino pero tan ansiado mensaje.
Decide quedarse jugar y volver a intentar a hablar con ella y si no consigue nada dar carpetazo y a otra cosa.
La notificación dice:
– ¿Estas disponible?, ¿hacen un par de partidas?.
Tras pensárselo un par de segundos decide quedarse y contestar lo que ha de pasar, pasara, que el destino decida, me quedo en casita.
Al principio no dice nada sólo juega, que se ella quien de el siguiente paso.
Como pasa el tiempo y ninguno de los dice nada, empieza bromeando.
– Creo que esta partida es tuya como empiezas. Nada, silencio por respuesta, atacado por la curiosidad no puede evitar insistir un poco más.
– No dices nada, como siempre tan callada, cuéntame algo, no se.
– Te he dicho que no suelo ser muy comunicativa con la gente que no conozco me inspira desconfianza, antes no era así, pero la experiencia de la vida te cambia.
– Te entiendo, te dije la última vez si recuerdas que a mi las tecnologías, ya que como por mi trabajo las utilizo mucho, en el tiempo libre suelo hacer otro tipo de cosas y únicamente suelo leer los correos o el periódico.
– Ya perdona, pero es que se me hace raro, no se que decir.
– Pues por lo general cuando una persona es tímida, seguro que tiene muchas cosas interesantes guardadas.
– No creas, me estas idealizando, soy normal y corriente, con una vida bastante aburrida.
– Sigo insistiendo en que no en que ocultas algo interesante.
– Pero porque piensas eso si ni siquiera me conoces.
– Porque siempre que intento preguntarte sobre ello huyes, me esquivas.
-Imaginaciones tuyas, lo que pasa es que no tengo tanto tiempo como quisiera, de hecho ahora estamos chateando sin ningún problema y sabes que soy reacia.
– Vamos no te enfades al final vamos a ser amigos y todo, ¿te imaginas?.
– Pues no me importaría, ¿y a ti?, ¿de donde eres?.
– Tu primero.
– Yo soy de tal sitio, te toca.
– Anda que casualidad, pues yo de este otro, nos queda cerca podemos conocernos, ¿te apetece?.
– Claro, porque no elige un punto y quedamos, ¿OK?.
Así lo hacen y quedan en verse ese domingo.
Cuando el destino se propone unir a dos personas de una forma u otra, no hay forma de luchar contra él, había echado un órdago al destino y éste había aceptado lo que tuviera que ser sería.
FIN.
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