-un bosque por la noche-dijo el paciente, después de reflexionar un poco.

-es un buen ejemplo-convino el psiquiatra- a mucha gente le da miedo un bosque por la noche. Reúne casi todas las características que producen el miedo. Pero tú, realmente, no temes al bosque ni a la noche.  Te pondré un ejemplo: imagina una ciudad desierta, es de noche y todo está sin iluminar, quizás la luz de una farola rota que se enciende y se apaga. No ves a nadie, no oyes más que sonidos espontáneos que te inquietan ante el silencio de la noche. Andas, giras una esquina y ves una gran plaza vacía, de pronto un ruido detrás de ti…-hizo un gesto dramático con la cabeza-…solo es una lata que ha volcado el viento. Estas lejos de tu casa y de cualquier persona conocida, aceleras el paso, y cuanto más lo haces más se te acelera el corazón. ¿Ves la similitud?

-Sí, la veo.

-también puede producir temor o inquietud al menos ¿no?

-sí-convino.

-muy bien…entonces, a ti qué te da miedo ¿el bosque o la ciudad? Las dos cosas quizás.

-En esas circunstancias sí.

-muy bien…las circunstancias. Normalmente no tememos lugares, si no situaciones. Podríamos decir que nos da miedo la noche, sin embargo nadie siente miedo en un bar en la playa repleto de gente en una oscura noche de fiesta veraniega ¿no?. ¿La soledad quizás? Puede que alguien sienta miedo al estar solo, pero casi nadie siente temor al llegar a su casa cansado del trabajo y disfrutar de un rato de tranquilidad tumbado en su sofá…

-comprendo

-¿entonces por qué nos da miedo estar solos en un bosque o una ciudad desolada en medio de la noche? La respuesta seria casi obvia…-miró unos segundos al paciente en busca de una respuesta que no llegó.

-lo desconocido-dijo al fin el psiquiatra- Pero todo esto es matizable, porque ¿acaso no hay gran cantidad de gente que huye de su casa o viaja a países lejanos en busca de justamente eso, “lo desconocido”? ¿Acaso lo desconocido no nos atrae sobremanera? Vamos a ver películas al cine justamente por eso, porque no las hemos visto, porque nos son desconocidas….pero, nada nos es completamente desconocido, las películas están formadas por retales de realidad, los países lejanos poblados por personas con dos manos y dos pies…y en los bosques y en las ciudades puede haber personas o cosas buenas o malas.

-¿y?-dijo el paciente, algo desconcertado.

-hasta el dolor-continuó-puedes desconocer un dolor intenso, pero no deja de ser un exponencial de algo que ya has experimentado. Nuestra realidad, toda, desde los colores hasta las sensaciones son mezclas o fusiones de algo ya creado, sentido, visto, olido o saboreado.

-¿donde quieres llegar?

-solo hay una cosa que, estés en un lugar desierto, abarrotado, sea de noche o de día, estés contento o triste, nos aterra, porque es lo único que desconocemos y absolutamente nadie puede decirte algo, porque no tiene ninguna referencia, porque nunca has visto ni sentido nada igual…-otra pausa dramática-y sobre todo, por es la única acción que no tiene reacción sobre tu consciente.

-la muerte-dijo el paciente, muy seguro.

-exacto, la muerte…la única razón de la vida es paradójicamente la supresión de la misma.

-es horrible.

-¿Lo es?-preguntó enigmático.

-¿y los religiosos?-preguntó confundido el paciente- Ellos tienen fe ciega en una vida eterna, en una existencia después de la muerte.

-Los “creyentes” amigo mío, son precisamente, los que más miedo tienen…es una proporción directa, lo único que ofrecen en común las todas las religiones de este mundo es una vida eterna, la religión no tiene sentido sin ella…es por eso, que a mas devoto, mas aterrado ante la inexistencia de ella. Personalmente, solo creo en la tecnología y en que mi cerebro sea reanimado algún día en otro cuerpo.

-Dios mío.

-Amen-concluyó el doctor, y cerró el libro que sostenía en sus manos.

 

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