El amor después de los 30 en el mundo virtual

El amor después de los 30 en el mundo virtual

olympia olympia

10/01/2013

Ella  llegó del trabajo, se quitó los tacones, aventó su bolso sobre el sillón y encendió su computadora con el corazón palpitando fuertemente esperando verlo conectado. De pronto… ¡Sííí! ¡Ahí estaba en línea! “el amor de su vida” como ella lo nombraba, estaba una vez más ahí para dedicarle la noche hasta la madrugada, conversando por video llamada sobre el trabajo, la familia, las amigas y todo lo que ella consideraba importante en su vida. Y otros ratos fantaseando sobre lo que sería su vida juntos a partir del día que se conocieran en persona. “Tendremos una hermosa bebita que se parecerá a ti y seremos muy felices los cuatro juntos” Solía decirle él a ella cada vez que empezaban a hablar del tema. Habían pasado horas, días y meses así… ¡sin sentir el tiempo! Soñando e imaginando ese día sin poder hacerlo realidad aún…

La cosa no era fácil; Ella en América, divorciada y madre de un hermoso niño. Él viviendo en Europa, soltero de 40 años. Ambos con trabajos en los que no ganaban lo suficiente para costear un viaje tan largo; pero en su mente y corazón seguía guardando la esperanza de que ese día llegaría. Por lo pronto; ambos disfrutaban de su mutua compañía pues la soledad era dura, trabajar todo el tiempo sin poder salir a conocer personas en la vida real, y además; ¿Cómo encontrar a alguien que la hiciera sentir tan especial y bonita como lo hacía él? “Eso en la realidad no se encuentra tan fácil,” -se decía así misma.-.

Eran tan increíbles los ratos que charlaban frente al monitor de la computadora contándose chistes, o escuchando canciones y viendo videos en la red, o compartiendo sus penas con mensajes de aliento bajados de Internet. Y ¿cómo olvidar aquella noche en que él le contó sobre su triste niñez y ambos terminaron llorando juntos? O aquellos días en que hablando por la red se amanecieron sin darse cuenta hasta que sonó el despertador de ella para irse al trabajo. “Jajaja”, -¡cómo se reía ella cada vez que recordaba eso!-. O la noche en que se pusieron a componer la letra de una canción y se fueron a dormir hasta terminarla y al día siguiente él ya había cambiado toda la letra. ¿Y cómo no disfrutar de los momentos en que él se ponía tan romántico y la derretía con esas palabras llenas de locura y pasión? ¡Imposible encontrar a alguien igual! Se repetía muchas veces. “De algo deben servirme las clases de inglés para conseguirme un marido europeo”. – Decía -.

Así transcurrían los meses, noche tras noche, hasta que las ausencias de él comenzaron a ser más frecuentes cada vez; los “Te amo” que él solía decirle a cada minuto fueron desapareciendo poco a poco y entonces, las ansias con las que ella llegaba a encender su computadora se fueron menguando silenciosamente hasta que “el amor de su vida” dejó de conectarse para siempre sin ninguna explicación.

No obstante, seguía preguntándose ella en su corazón: “¿qué extraño poder ejerce sobre mí la computadora que no puedo dejar de usar el Chat esperando verlo conectado?” Simplemente no podía hacerse a la idea de que ya jamás lo vería en persona, pues muy dentro de su ser se mantenía la esperanza de que toda la fantasía que habían creado juntos se haría realidad.

“Bien, no pasa nada”, -se dijo resignada así misma una noche-. “Volveré a darme de alta en la página para conocer gente nueva, al fin y al cabo lo mismo pasó con el mexicano aquel, y con el canadiense, con el hindú y otros tantos.Veremos si el que sigue es el bueno…”

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