8 de septiembre, 2013
Llegué a Colliure un día de lluvia, empapado de nostalgia. Un par de nadadores rompían la lisura gris de la bahía, al encuentro de las boyas amarillas. Pero aquel pueblecillo, con la poderosa fortaleza, sus casas multicolores, las barquitas de pesca dormidas y sus viejecitas de vestidos floreados, se obstinaba en alegrar mi corazón. Un rayo de sol se encargó de dorar la bahía y arrancar nuevos colores a la sinfonía que vibraba a mi alrededor. Cerré el paraguas y me perdí en sus callejuelas.
Un hombre trajeado salió a mi encuentro, se descubrió el sombrero y me invitó a tomar un papel de su interior. Desplegué el papel y comencé a leer:
Caminante no hay camino,
sino estelas en la mar
Cuando alcé los ojos, vi al poeta caminando sobre la mar, ligero, ligero de equipaje.
Firmado:
El hombre que perdió el paraguas
Destinatario:
Españolito García
Plaza de España
Soria (España)
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