Todavía me emociono cuando recuerdo ese día. Vestía de negro, llevaba la mochila cargada de miedos y la credencial calentita que me provocaba una sensación extraña.

Desde el primer momento me sentí atraída por las flechas amarillas. No conocía los detalles de mi itinerario, pero qué más daba. Era una aventura. Simplemente caminaba y tomaba presencia de mi entorno teñido de soledad. Veía los campos infinitos, unos árboles abandonados y pueblos olvidados llenos de silencio. Tenía tanto calor que llegar al bar más cercano parecía una odisea.

Afinaba mi caminar al compás de los demás peregrinos. Algunos me adelantaban: la gente adecuada dejaba su huella y se producía una avalancha de emociones. 

Fueron 140 kilómetros, 6 días, 4 ampollas. 1 corazón roto. Inquietud. Dolor. Placer. Alivio. Y ahora, ¿qué? Me siento capaz de todo. Me siento capaz de caminar sola. Me llevo la magia y el coraje. Me resulta imposible que mi experiencia se resuma en una colección de sellos.

Gracias por inspirarme. Gracias por estar allí, querido Santiago.

DESTINATARIO:

Santiago

Plaza de Obradoiro, s/n

15704 Santiago de Compostela

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