Con Café
Amanezco con café entre tus muslos,
su aroma se mezcla con los nuestros.
Tú, dormida aún, sobre el blanco lecho…
¡Los pleamares resvalan por tus muslos todavía!
Sorbo café como si te libara a tí
y en cada trago me hundo a fondo
entre tus muslos, allanando tus grupas,
¡Llenándote hasta mis alcances!
El café alienta el ánimo
y la virilidad se aviva, se yergue
en el frío de la mañana…
¡Tomo un sorbo más y te contemplo!
Estás ahí, toda Tú, ingenua y desnuda,
cubierta solamente con mi mirada,
mis deseos y el aroma del café
con que te tomo.
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