Hola, cariño:
He vuelto a casa y el giro de la llave me ha retorcido el alma. Por un instante creí verte sentado en tu sillón favorito, levantar la vista y sonreír; cerrabas el libro sujeto entre tus manos, te incorporabas, y avanzabas hacia mí para recibirme con tu abrazo y uno de tus besos apasionados.
Pero el sillón está vacío, el libro reposa en el escritorio, tu sonrisa es fruto de mi imaginación, y tu abrazo y tu beso son tus recuerdos que guardo sobre mi piel y mis labios.
Esta mañana, todos los que te querían, te dijeron adiós. Para mí, amor mío, sigues vivo; sigues vivo en mí.
Mi latir es tu latir. Te amo.
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