De la poesía a la prosa,
que no es poca cosa.
Reverso:
En un pasado no muy lejano,
en un tiempo añorado,
se componían más versos,
no se dejaban de lado.
Cyrano y Don Juan Tenorio,
espada con espada,
luchaban a regañadientes,
con Quijote y Sancho Panza.
Hasta Gustavo Adolfo traicionó,
y se pasó a las Leyendas,
no siguió haciendo Rimas,
las dejó en la cuneta.
Qué grande Garcilaso,
qué alto voló tu paloma, Alberti,
y al olmo de Machado lo he tapado,
para que no le caiga otro rayo.
Al igual que el sol se esconde tras la noche,
tú, amada mía, te escondes tras la prosa,
para que nadie descubra tu hermosura,
y te mancille algún fantoche.
Me quedo con la vida,
y con las cosas fermosas,
me quedo con la poesía,
y no quiero más la prosa.
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