Total inconsciencia

Estimados San Mateo, San Marcos, San Lucas, San Juan y autor anónimo:

Les envío esta postal para pedirles que realicen algunas modificaciones en la siguiente edición de su libro o indiquen que se trata de literatura de ficción.

En dicho ejemplar se habla de una vida eterna y un estado de bienestar inalterable, sin embargo, mi experiencia personal me indica lo contrario. Los tres primeros días después de mi entierro creí estar en el Averno: oscuridad absoluta, humedad, tierra por doquier, invertebrados devorándome los ojos, dolor. Poco tardé en percatarme de que no estaba muerta, simplemente catalepsia. Desde que fallecí por segunda vez, mi estado no mejoró en absoluto. Del sufrimiento atroz pasé inmediatamente a un estado de inconsciencia total. Llevo cinco años así y no veo querubines ni aureolas ni espero contemplar a ese que en su libro llaman Dios, por quien malgasté los 85 años de mi vida.

Dicho esto, les rogaría que corrijan su libro para ahorrarle años de sufrimiento a la gente que, inútilmente, espera una vida mejor. No quiero que haya personas que, como yo, pasen 70 años encerradas en un monasterio rezando y preparando rosquillas, sin poder abrir la boca ni conocer hombre alguno. Permítanles aprovechar el momento.

Reciban un frío abrazo desde el Más Allá,