Descosida
De pequeña, me separaba una pelotilla de masa cuando se ponía a hacer el pan. Subida en una diminuta silla de madera y enea, me permitía colocarme a pocos centímetros de su faldón. Me esforzaba en ser digna aprendiz, observándola de reojo e intentando imitar su gesto, admirada. Mi gazmoño vestido de flores no tardaba en...