Pan para el pueblo
¿Usted sabe cómo empezamos? Bah, qué va a saber. Éramos tres mujeres, amasábamos sobre una mesa de esas que se levanta la tabla y hay un cajón. El cajón servía para que la masa no se nos resbalara y retenía el calor. Movíamos las manos como gatos mimosos dentro de ese mueble. No exagero al...