La Fonda
Jamás había caminado tanto, jamás había cargado tanto a mi hermanito. Carreteras, caminos, llanos, lagunas, ríos, charcos. Mis zapatos y mi ropa no estaban ya en condiciones presentables para el día a día, mucho menos para aguantar un viaje de mil doscientos kilómetros. San Francisco del Oro ya no era aquel pueblo progresista que mi...