Nervios
¡Tres días para la conferencia! Tres interminables días. Sólo esperaba, confiaba, le rogaba a Dios, dejar de soñar con ese evento. Ya hasta tenía verdadero pavor a la hora de irse a la cama, sudaba antes de meterse entre las sábanas y esperar que el sueño se adueñara de él. Porque sabía que volvería a...