club de escritura Fundación Escritura(s)-Fuentetaja
376participaciones
Historias del pan 2 Un niño de 11 años emprende una épica aventura en bicicleta para comprar pan para el desayuno. Su viaje se complica por la cuesta arriba, la señora de la tienda que da consejos no solicitados y, lo peor de todo, ¡frenos que no funcionan!
Mamá se levantó, cansada y pertubada. El futuro le atormentaba y ni siquiera el de ella, el de sus pequeños. Solo puede hacer pan, el pan calma su inquietud. Amasar ayuda a aclarar su mente y la ayuda a sustentar las necesidades de sus amores. El pan les da de comer, les da dinero al venderlo...
El pan se deja amasar entre magdalenas y hojaldres. Luego se humedece, su masa crece lentamente en el horno de barro, y todo huele a levadura fresca, manteca y leche tibia. Abrió la puerta de la panadería: no olía a nada, y lo supo enseguida. –Buenos días –saludó la panadera– ¿qué le pongo?–Una barra de pan...
El abuelo construyó con sus propias manos y la ayuda de los hijos mayores la casa familiar, a la que no faltó el horno. Una cúpula de ladrillos refractarios anexa al porche trasero de la casa, rodeada de un muro semicircular de piedra y su tejado de losas de pizarra.
Marcelo miraba, como cada mañana, a través de su ventana para ver salir a su papá, para él, un verdadero héroe. El padre de Marcelo, ciertamente, no tenía poderes, y poco tenía que ver con aquellos personajes que podemos ver en el cine o los cómics, no tenía más súper traje que un delantal y...
En un rincón de la vasta Andalucía, de cuyo nombre quisiera acordarme pero me es impreciso, vivió un buen hombre llamado Manuel, hijo de un honrado panadero que, como su padre antes que él, se ganaba la vida transformando el modesto trigo en el más sabroso pan que jamás haya cruzado labios de hombre o...
Cada mañana, antes de que el sol despierte del todo, camino hacia un pequeño rincón en el barrio, donde el aroma a café recién hecho se mezcla con el de la masa fermentando. Allí se encuentra «Entre Teleras y Letras: Un Taller Capitalino», un lugar que no es solo una panadería ni un simple taller...
Caminaba sin rumbo cuando ese olor invadió mis sueños. Era pan recién horneado, el que envolvió mis peores sentimientos. Así comenzaron a marchar, poco a poco, sin prisa, para calmar mi decaído corazón. Como se suele decir; «las penas con pan son menos penas». Un trocito de pan probé y con su sabor mis ojos avivaron...
-Nada puede decirte mejor de la economía que el precio del pan. Cuando era niña un viaje a la panaderia podía ser tan breve como un pan de $200 pesos dulce y bien enrolladito. Como están las cosas ahora un viaje a la panadería cuesta mucho más que eso, y seguro nadie habla del costo emocional. ...
penas pagaban el arriendo- decidió aceptarla. Rosa llegó a Valparaíso en el año 1943, pudo viajar con el dinero ahorrado gracias a trabajos esporádicos y enormes sacrificios. Huyó de la casa paterna para dejar de experimentar los abusos y vejámenes de su despiadada madrastra. En el último...
Me llamo Marcelino y no soy el de «pan y vino», aunque bien podría serlo porque no sé comer sin lo uno y sin lo otro. ¿Tú puedes hacerlo? En mi casa siempre he oído aquello de » comer pan con pan es de tontos». Debo ser de ese grupo… ¿Y qué me decís de...
