El truco final
—¡Abracadabra! —Mi padre, con su esmoquin y su sombrero negro, encima del escenario, pronunciaba la palabra mágica. Y yo, desde dentro, con mi llave diminuta, abría la imperceptible trampilla que había en la parte de atrás de aquel cajón de madera, y arrastraba mis pocos años embutidos en un traje que era un...