El peor empleado del mundo ·
Mi padre era tajante: o estudiaba o buscaba un trabajo. Y si no lo encontraba, trabajaría con él en la cafetería familiar. Esto último era algo que me causaba pavor. Así que empecé a aceptar empleos que, aunque bordearan la precariedad, la ilegalidad o el intrusismo, alejaban cualquiera de las otras alternativas. Empleos que perdía...