La deuda escrita
Comparto mi texto. El más leído, por lejos. Vox populi, vox dei. Gracias.
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Comparto mi texto. El más leído, por lejos. Vox populi, vox dei. Gracias.
Había un runrún que se repetía entre los más jóvenes (bueno, también viejos) del taller de escritura de Fuentetaja, pero cruzando el Atlántico, en Buenos Aires. No lo decían con la solemnidad de una noticia importante, sino como se cuentan esas historias que parecen una mezcla de superstición y experiencia, con un dejo de complicidad. Se murmuraba...
Mmmm… No recuerdo en qué instante aceptó la promesa. Quizá nunca hubo un momento concreto; tal vez se encontró ya dentro, como si siempre hubiese sido parte del pacto, claro, sin saberlo. El libro estaba allí, apoyado sobre la mesa. ¿De dónde demonios había salido? No lo sé. Pesado, de lomo negro y letras doradas...
Habían muerto muchísimos eones antes del nacimiento del hombre, pero existen artes que podrían revivirlos cuando los astros retornen a su posición correcta en el ciclo de la eternidad. Ellos, indudablemente, procedían de las estrellas, y trajeron sus imágenes con Ellos»… Estábamos justamente en la época en que los astros se reunieron para ser testigos...
La carta permanecía sobre la mesa, extendida como una herida abierta. No era el papel en sí lo que importaba, ni siquiera las palabras, escritas con una caligrafía firme que parecía querer resistir el paso del tiempo. Lo esencial estaba en la sensación que irradiaba: la promesa tácita de que, una vez leída, nada volvería...
Por la confianza ciega nos quebrantamos, excusando lo irreparable, justificando en lo humano, la debilidad de la carne. “Maldito el hombre que confía en el hombre”, ya se había mencionado en -Jeremías-. -Y tú, Lord. Torre, que de ímpetu en muralla senil de etérea enfermedad te escondes, necio...
La tarde caía como un manto de cobre sobre la ciudad. Los últimos rayos del sol, alargados y densos, se deslizaban sobre los techos de tejas, arrancaban destellos de las cúpulas y se deshacían en el aire perfumado con los jazmines del verano porteño. En aquel cuarto olvidado de una casona antigua, donde las maderas...
El polvo se arremolinaba como si los muertos lo soplaran desde debajo de la tierra. Ese día el calor no tenía misericordia; los nopales parecían arder bajo el sol, y hasta las piedras buscaban sombra. El camino se abría en dos veredas frente a mí, un cruce reseco donde no había poste ni señal, sólo...
—Por consiguiente, si no tenemos la capacidad de aprender de los errores del pasado, estamos irremediablemente condenados a repetirlos —declaró el profesor Warren Rice dirigiéndose a su alumnado—. Es por ello que la Arqueología se convierte en una disciplina de vital importancia. Solo nosotros tenemos la llave del conocimiento antiguo. Solo nosotros podemos desentrañar los...
“Lo que padeces habla de quién eres” era el slogan del mejor laboratorio de enfermedades a nivel mundial. La gente pobre se tenía que conformar con la gripe estacional, la única enfermedad que contagiaba de forma espontánea sin hacer distinción. El hecho de ser libre de cargos le hacía ser esperada con entusiasmo. Los adinerados...
“En cada sombra late un secreto, y en cada secreto, una luz que solo el valiente se atreve a mirar.” El viento del otoño arrastraba hojas secas por las calles adoquinadas de Golham, una ciudad gris, recostada junto al río Miskatonic. Desde su departamento de alquiler, en un tercer piso húmedo y con olor a...
¿Hay un límite a la fantasía que nunca se debe sobrepasar? En la historia que voy a contaros he intentado imaginármelo, creando a un personaje que, por alejarse demasiado de la realidad, acabará por hundirse paulatinamente en el mundo oscuro de su locura, un lugar horroroso, poblado de monstruos y fantasmas, en el que se quedará atrapado.