A tempranas edades entre los catorce a quince, la responsabilidad de cuidar a cinco hermanos era repugnante, pero como dejarlos solos, la comida no llega por voluntad propia sino por la limpieza de gallinas, conejos, cerdos, y demas, se ganaba lo mínimo pero entre la escuela y la casa no había opción alguna, pasaba el tiempo y entre un día normal de viernes a sábado el ser mesera polifuncional en un mercado municipal me emociono, cada domingo de siete a siete de la noche mis manos se movían sin descanso entre aguas frías y calientes, mis piernas dolían, mis pies ya no deseaban pisar la baldosa tan dura y resbalosa, mi cabello sudaba, se levantaba de la presión y mi boca se equivocaba ya en la tarde, recuerdo esos duros momentos cuando llegaba a casa sin aliento ¿Pero? con unas monedas y un plato de comida clientito para los niños.
¿Y donde están tus padres? Muchas de las personas me lo han hecho saber, son dos personas únicas, guerreras, valientes y trabajadoras, mi padre labora de obrero mientras mi madre se dedica a los cultivos de finca ¿Y que sacan con eso? el alimento de semanas, el estomago lleno por mas que sea un día, hoy en día vivimos en un mundo donde sin lucha no hay cima. Me gradué, salí a la cuidad a seguir una carrera, en los primeros meses marcharon mis ahorros, aquellos que con días sin dormir, con lagrimas en mis mejillas logre recaudar, cuando se terminaron entre un gasto y otro, la venta de papas ocurrió de un día para otro, fue entonces cuando sentí como era trabajar como antes, a poco tiempo mis horarios cambiaron y tuve que dejar de vender comida rápida, hasta que en un día de vaguedad miraba tik tok y pum venta de calzado, me comunique con la persona encargada y empecé a ofrecer calzado a domicilio ¿Que, como? lo estaba haciendo de nuevo, me fue excelente con buenos y malos días pero son experiencias grandiosas. Faltaba poco para culminar el ciclo estudiantil y el tiempo se me acorto aun mas, lo deje, no vendí mas, no crecí mas, el arrepentimiento llega justo cuando mas te sientes desolado económicamente pero ahí es cuando vuelven las fuerzas para empezar de nuevo.
Aquí estoy, talvez hoy no haya oportunidad, pero quizá mañana o pasado o si, el trabajo persiste en soñar, creer y crecer. Entre tanto labor me he dado cuenta que me perdí de mi persona, tanto física como mentalmente, entonces decidí hacer lo que amo, trabajar con mi propia personalidad.
Gracias.
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