¡Otro día mas aquí!, son las 20:45 y llego incluso antes que mis compañeros. Su conversación superficial de chapa y pintura baratas que no brilla, no me interesa. Decido hacer lo que siempre he hecho ¡solo! una vez más; decido ir por mi cuenta, y hacer las tareas de apertura del establecimiento que nos tocan a todos; pero que yo decido hacer para no pensar en la tristeza que aporta sentirte tan aislado en un trabajo que llevas 20 años.
Hoy es un día mas, un día que no recordare, ni aun intentándolo, un día donde las conversaciones de futbol, de política o tonterías variadas no me llena. Un día donde el tonteo de una con otro sin corazón para enmascarar los problemas de cada uno en su casa, no me interesan. Hoy es otro día igual que el resto, donde tienes que aguantar como fuman, se drogan, se beben, se enajenan delante de tus narices y te quieren hacer partícipe.
¡yo ya estoy rendido! hace tiempo, el altísimo grado de empatía que tengo con las personas está agotado aquí. Esto es un yermo desierto de sentimientos y yo ya soy otro arbusto seco.
Hace mucho que estoy seco, ya no aporto, ya no me aportan. Esto solo es hace mucho el digito electrónico de ordenador que compensa las letras de final de mes. Mis compañeros como yo, pero más hechos a la vida, sin tanto corazón, sensibilidad y empatía lo llevan aparentemente mejor. Infidelidad, drogas, fiesta nocturna y bebida. Nada nuevo en la ciudad, vulgares salidas que hacen mi existencia incompatible con la de ellos y que me dejan solo.
En una ocasión alguien me dijo que debía aceptar para vivir que la vida es un puzle de diferentes piezas, esas son las personas, y que había que aceptar las diferentes formas de esas piezas. Me resulta totalmente imposible en este trabajo porque esas piezas no me aceptan a mí, tratan de limar lo que me da oxígeno, mi alma. Y solo es para sentirse cómodos ellos. Yo busco soluciones más allá del árbol que tengo delante, las busco en el bosque, si tengo un problema no acudo a soluciones simples como los vicios que son el peor de los trajes. Acudo a mi esencia para reparar, no para alejar, ni para aislar. Acudo a mi alma.
Me pierdo pensando cada día, intentando encontrar gotas de felicidad, de amor, de simpatía.
Lo peor es que solo puedo perderme en mi. ¿o no?, ¡quizás sea lo mejor!
La magia del universo me trajo a esta vida con unos atributos, uno de ellos es mi espíritu comprensivo, empático y que se desarrolla ayudando y buscando soluciones. Me trajo y me lleva por un camino, una senda con arbustos y problemas y a mí se me ha dado la herramienta del pensamiento para corregir. Me creo en la misión de la mejora una vez más, la del entorno donde convivo. ¡no puede sentirme mal por pensar soluciones! O por no caer en los vicios, es en los problemas cuando las personas se quedan desnudas y en esa esencia salen los mejores trajes desde uno mismo. Pero esta sociedad no se permite quedarse desnudos y se arropa con vicios banales que adormecen el alma y cambian a propósito el rumbo de nuestra brújula interior. Nos dejamos manipular en ese escenario.
¡yo no vine a este mundo para no ser yo!, vivo en la tormenta y saco el paraguas esperando que vuelva el sol. Por eso estoy solo en la tormenta de este trabajo.
Un día más tendré que soportar como mi jefe hace la vista gorda con todo aquello que no debe aceptar ver, y los oídos sordos con todo aquello que no se debe permitir escuchar. Un día más tendré que ver como el desesperado de la vida vuelve del baño con el rostro desencajado y asmático perdido a causa del mortal polvo blanco. Ahora ya es peor, nos lo muestra antes de metérselo para sentirse con reconocimiento. De mi gesto solo puede obtener pena. ¡esta
sociedad esta seca!. El hilo musical de cada noche habría de ser una sola canción “The Wall” de Pink Floyd.
Somos engranajes, y la mayoría se buscan su lubricante para seguir en este lúgubre destino
que nos espera.
Otro día mas tendré que soportarla a ella, enferma del corazón, con la tensión por las nubes, con sus hijas que no la soportan. Y que solo haya remedio y disfraz para su vida muerta en el juego y el vicio. La camarera tendrá que traerle con risas falsas sus 5 cafés de cada noche, tendremos que aguantar su humo del tabaco, y su soberbia.
Esto es lo más triste de mi trabajo, aquí acaban todos los engranajes que ya no sienten su alma de tanto que la han tapado. Aquí acaban ante mí que me siento alma libre con gran escucha, personajes de ficción sin mujer, familia, amigos. Aquí acaban solitarios que quieren hacerte solitario a ti.
Aquí acaban seres que fueron luz y ahora ya no son más que sombras, y lejos de conformarse
si ven luz, quieren apropiarse de ella para apagarla.
¡Este es mi trabajo! , un lugar donde no se acepta el corazón, solo el billeton venga de donde
venga y da igual el modo en que se obtenga. ¡Este es mi trabajo! donde soy tan maltratado como una prostituta. ¡Este es mi trabajo! un día mas, un lugar que me aleja del resto de colibríes y donde tengo que aguantar que me traten como un arbusto más en este desierto de sombras que me anfibia, donde ya no quiero estar.
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