Todos los días, acompaño a mi madre a repartir unas hojas con su nombre a los restaurantes, mercados, gasolineras, ya hasta perdí la cuenta de los lugares que hemos ido; todos le han dicho que le van a llamar, sin embargo, su teléfono no ha sonado, estoy segura que si mi madre se hace del rogar, seguro le darían el empleo.
A tres casas de la nuestra, vive don Simón, a pesar de que su rostro esta lleno de arrugas es muy amigable, pero dicen los vecinos que ya se le boto la canica, siempre que llega alguien a su casa pregunta si es »Julia» pero nadie sabe quien es esa mujer. Los niños de la cuadra dicen que don Simón era un guerrillero, otros que, es un viajero en el tiempo; yo creo que don Simón es una persona abandonada por la misteriosa Julia.
Esta mañana amanecí con mucha fiebre, mi corazón latía muy fuerte. Mi mamá puso unos paños tibios en mi frente, me comencé a preocupar porque no tenía la fuerza para acompañarla a repartir las hojas de empleo. Me dio un beso y me prometió que iba a regresar con medicina y un delicioso desayuno. No quería que se fuera pero sabía que era por mi bien. Las horas pasaban, hasta que vi a través de mi ventana, las estrellas mostrar su brillo muy peculiar, pero mamá no llegaba. ¡¿Donde esta mi mamá?! Salí a esperarla en la entrada de la casa, el sol volvió a salir y mi corazón empezó a doler pero esta vez no era por la fiebre. Seguía sentada cuando de pronto, a lo lejos veo a don Simón cayendo al piso gritando por Julia, fui rápido para ayudarlo, cuando me acerqué, don Simón llorando me dijo -No volveré a ver Julia- llegaron los paramédicos para auxiliarlo pero antes de subirlo a la ambulancia, me dio un pequeño soldado de madera y se fue.
De nueva cuenta, la tarde comenzó a caer y mi mamá no llegaba. Me quedé a fuera de la casa de don Simón, vi que unas patrullas llegaron a mi casa, fui corriendo a ver lo que sucedía, un oficial se asomo a nuestro hogar pero no dijo ninguna palabra y llamó a una mujer que tenía un gaffet que decía »DIF», la señora me preguntó si había alguien más en la casa, le respondí que solo era mamá y yo.
Los policías y la señora me tenían sentada en el comedor, un policía se acercó a mi y me dio el collar de mi mamá ¡Ellos no deberían de tenerlo! Era el collar favorito de mi mamá ¡Era su collar! salí de mi casa sin que nadie me viera, poco a poco estaba entiendo lo que estaba sucediendo, así como don Simón, no volvería a ver a mi madre. No sabía que hacer, pero me di cuenta que tenia el soldado del señor Simón, tenía que saber quien era Julia, tal vez ella podría ayudarme a encontrarme con mi madre.
Fui corriendo a su casa, me di cuenta que la puerta estaba media abierta, a lo lejos vi que los policías ya me estaban buscando, no lo pensé dos veces, entre a la misteriosa casa de don Simón. Cuando entré, vi que su casa estaba a punto de colapsar, todas sus paredes estaban descara peladas por la humedad ¿Qué le pasó a don Simón? ¡Cuando de repente, el pequeño soldado de madera comenzó a cobrar vida! Más que asustarme me dio mucha ternura, eran tan pequeño, el tierno soldadito se soltó de mis manos y comenzó a caminar hacia el patio trasero, lo seguí. Se detuvo en una muy detallada fuente de agua, el soldado me hacia señas para entrar, no estaba segura de hacerlo, cuando de pronto escucho a los policías entrar a la casa, vi como el soldado entró al agua, no tenía muchas opciones, ya había perdido mucho; entré a la fuente, el agua me llegaba hasta mis rodillas ¿Cómo podría esconderme? ¿Acaso el soldadito se vengo por haber dicho que era tierno? Me agache y cerré mis ojos, en un instante comencé a sentir como me estaba hundiendo, un profundo azul veía a través de mis ojos, me estaba asustado pero escuché una voz diciendo »No tengas miedo, yo te protejo» miré hacia arriba y comencé a nadar; al salir me encontraba en un gran lago, rodeada de inmensas montañas. Comencé a gritarle al soldado, de pronto lo vi, pero ya no era pequeño ¡Era un gran soldado de madera! ¡Un fuerte y enorme soldado! a un lado de él, estaba una hermosa mujer, con vestiduras tan finas, era encantadora ¡Era mi mamá! esperen… ¿Mi mamá? claro que no, pero se parecía tanto a ella, ¿Quién es esta mujer? El soldado me dijo -Te presento a nuestra guerrera Julia- ella me dio un caluroso abrazo, sentí que eran los abrazos de mi mamá. Julia preguntó por el guerrero Simón, ¡Don Simón era un guerrero y un viajero en el tiempo! Sin embargo, don Simón se le estaba acabando el tiempo, su vejez estaba llegando a su fin. La tierra comenzó a temblar fuertemente, parecía que el cielo estaba a punto de caer, el portal se estaba cerrando. No podía permitir que el guerrero perdiera para siempre a su Julia, regresé al lago y entré al portal. Me encontré a don Simón sentando frente a la fuente, el brillo de sus ojos se estaban apagando, hasta que le dije que conocí a Julia y sabia donde estaba, sus ojos se llenaron de esperanza, le dije lo que tenía que hacer para cruzar el portal, don Simón pudo cruzar, era mi turno pero el portal se había cerrado. Mi corazón se lleno de tristeza pero me di cuenta que en mi bolsillo estaba el soldado de madera, no estaba sola en este dolor. La señora del DIF me encontró y me llevo aun lugar seguro.
Ya han pasado quince años, ahora trabajo para el DIF. El día de hoy, hicieron una llamada de emergencia, sin saberlo, volví a la casa de don Simón, se encontraba un pequeña niña empapada de agua frente a la fuente. ¿Qué hace ella ahí?
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