Palabras de mi padre ante un corazón abatido.

Palabras de mi padre ante un corazón abatido.

Ushananay.

17/08/2022

 Los años pasan tan pronto como el sueño de una aventura, años que nos llenan de sabiduría ¿Sabiduría? Sí, ¡Ésa está aquí! Esta decidida en apoderarse en el corazón de la juventud. Alentarle en cada fracaso, gritarle: ¡Levántate, continúa; no te detengas! A ti juventud divino tesoro no desmayes, mira que el camino es largo. Ponle punche con harto coraje, «y nunca dejes de soñar». Mira, estoy aquí ¿POR QUÉ te lamentas? ¡No desmayes! Nadie te podrá vencer mientras seas cómplice de tu sacrificio.

Por más que los inviernos se adueñen de ti ¡TÚ!, tienes la última decisión ¡Aférrate de tus DECISIONES! ¡Sé GRANDE en tu pensar! Tiembla de tus propias ambiciones, de tus propios pensamientos y no descuides nunca a Dios. La vida a veces suele ser tan cruel como la ira del mismo altísimo, devastadora y arrolladora que nos tritura el corazón con harto dolor y cero lamentos.

Tú que te encuentras por ese mismo rumbo difícil ¡NADA ESTÁ PERDIDO! Las experiencias que estas viviendo hoy, servirán de soporte para el ÉXITO. ¡Así que mira el reloj; ¡procura en levantar la cabeza, y camina firme hacia un nuevo horizonte! Esas son las palabras de mi padre las que duermen en mi corazón. 

Cuando era niño su familia y él vivieron en un lugar muy alejado de la ciudad. La vida ahí era muy complicada entre tanto sufrimiento, dolor, hambrunas. Ellos vivían felices aunque no tenía el mejor zapato o la mejor vestimenta pero mi padre disfrutaba de su familia como cualquier otro niño . Con el pasar del tiempo los días empezaron a complicarse, su padre había fallecido y su madre no tenía las fuerzas suficientes para darles un mejor cuidado. Desde muy pequeño empezó a trabajar, se fue lejos de casa sin avisarle a su madre buscaba el bienestar de sus hermanos para no verlo sufrir, en el transcurso del camino sus pies ensangrentaban.
El dolor era tan fuerte que no le permitía dar un paso más, quería arrepentirse del viaje porque el camino era largo para llegar a la ciudad, pero el palpitar de su corazón era más fuerte que cualquier cansancio que le impidiera continuar.
En la ciudad no tenía conocidos se encontraba  solo sin saber a dónde ir, el frio y la hambruna eran su única compañía. Sin tener un techo donde yacer tenía que quedarse en la calle a pasar la noche, muchos lo miraban porque era un niño de tan solo 8 años que se encontraba desamparado. A media noche un hombre abatido e invadido de las arrugas la miró fijamente y mi padre temeroso trato de cubrir su rostro y ese hombre le dijo: «No tengas miedo, sígueme». 

Al día siguiente el anciano al ver que el niño no lo siguió regreso con un pan caliente entre sus manos y lo llevó a casa .El niño se sintió muy cómodo y se fue co el anciano. El hombre estaba muy decrepito no tenía quien preguntara por él ante su ausencia; sus hijos se marcharon no tenían paciencia ante su avanzada edad nadie quería hacerse cargo.

En las mañanas le ayudaba a limpiar su casa, lo acompañaba al mercado y salían siempre de vez en cuando al campo a caminar. Pasaron días y mi padre ya necesitaba de un trabajo para solventar sus gastos y ayudarle a su madre , el anciano lo propuso para que lo ayudara en casa con una condición de que lo pagaría el día que decida volver a casa con su madre, el niño emocionado aceptó.

Se llego el día en que el niño se sentía muy preocupado por su madre, ya extrañaba a sus hermanos quería saber cómo se encontraban, pero no existía ningún medio que lo diera noticias de su familia. Un lunes mientras tomaba desayuno acompañado del anciano se detuvo por unos segundos,  abrió bien los ojos y con la voz temblorosa le comentó que regresaría con madre, el anciano muy sereno se levantó  y se fue a su habitación, tardándose unos minutos regresó con un paquete pequeño entre sus manos, era el paquete donde estaba todo el dinero del trabajo del niño. Acompañado del sobre,le decía:

Nunca hay que perder la esperanza. 

Los sueños se vuelven reales cuando uno mismo es protagonista de sus propios sueños.

La humildad y la honestidad son las mejores espadas para poder afrontar cualquier batalla.

Nunca te lesiones mentalmente ni te limites porque para eso no hay cura.

Tú serás el motor de tus raíces.

El niño muy apenado con las lágrimas entre los ojos recibió el paquetito y se despidió cariñosamente. Su madre le estaba esperando brazos abiertos.

La vida le dio muchas lecciones a mi padre y esas mismas lecciones me sirven como ejemplo. Recuerdo que a papá le encantaba leer mis diarios, entre tantos encontró uno en la cual decía: Existen caídas tan devastadoras, caídas tan dolorosas que se siente tan amargas, duras e inexplicables que no lo cubre ni la misma felicidad.

Papá me miró detenidamente mientras las lágrimas bañaban su rostro entonces corrió hacia mí entre suspiro y suspiro sin encontrar las palabras precisas para lenificar mi triste angustia, después de unos minutos mientras balbuceaba le salían unas cuantas palabras claras y precisas donde decían :» Cuándo te encuentras cerca al éxito los días se pintan de negros «, eso es un buen augurio para ti.
Las estrellas eligen el anochecer friolento para empezar a brillar, mientras más tenebrosa sea la noche más se apoderan de su luz. Para mí, TÚ eres una de esas estrellas que me alumbra y me devuelve la vida, en cada respirar.
Doy gracias a mi padre por estar siempre conmigo apoyándome, contándome sus anécdotas y hacerme sentir que yo también puedo cruzar montañas. Ahora estoy en el esplendor del éxito llevando en curso mi ccarrera profesional que es abogacía. Es una carrera muy bonita de quién disfruto mucho, no fue fácil el examen tenía que preparame por mucho tiempo pero lo logré. Sí.

«La EDAD vence a las fuerzas, PERO nunca a los SUEÑOS».

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