la cancha cubierta de un calipso cielo, bordeadas por nubes naranjas, esas nubes que reciben las últimas esquirlas del sol cuando ya se va. El vacío de la soledad del paisaje , y mi posición en las gradas como fotógrafo eran los elementos perfectos. Hay fracciones del tiempo que no tienen nada que ver con otras fracciones de tiempo, supongamos en una estructura simple; 30 minutos consta de 1800 segundos, en los cuales el estado de ánimo de las personas pueden variar; desde sufrir, hasta alegrarse; desde sentir suspenso, a sentir alivio. Es por ello que las fracciones del tiempo cuentan historias distintas, en personajes distintos, con sentimientos y pensamientos distintos, aunque el tiempo permanezca con nosotros como una invención de la fantasía, es la división de sus partes las que nos marcan, y nos definen a lo largo de la vida, corría el minuto 15 del segundo tiempo, y bajo el cielo calipso; un balón de futbol se movía de un lado a otro, este balón color amarillo rondaba las esquinas de la cancha, se perdía, como cuando se pierde en los pies de un mago, y se alejaba de vez en cuando, para hacer esa pausas sublimes entre el juego y la realidad. Por años el club de provincia. Auquinco FC, había conquistado el campeonato anual, para ser preciso una 5 veces consecutivas, y ahora en la 6ta final consecutiva caía inapelablemente por 4 goles a 2. Los pelos de mi piel se me ponían de punta, no había mucha gente en las gradas, Auquinco FC debió viajar muchos kilómetros al sur de chile para jugar la final, el lugar era frio, gélido, pero el cielo que lo cubría dejó a muchos de nosotros atónitos, entenderá querido lector que un fotógrafo no puede dejar de hablar de estos asuntos mucho menos cuando el nerviosismo es una jaula que ahoga, y se vuelve perpetua. Recordé una vez cuando los años no eran buenos para el club, ¿cuántas veces soñé con estar en ese lugar? disputando la 6 ta final consecutiva. Del hecho a la realidad solo el tiempo lo vuelve verdad, y lo digo de veras, porque estaba sentado sobre las galerías del estadio, no estaba soñando o imaginando, aunque; también lo extrañaba. ¿Qué había ocurrido con el Auquinco FC, el cual solo ganaba campeonatos imaginarios, y llenaba sus vitrinas con trofeos globales , y me llenaba de una surrealista felicidad los días, el cual ocupaba mis días, mis horas, mis semanas, en ese transitado y congestionado mundo de la imaginación? el cual solo nos reconfortaba con ese rasgo de luz paradisiaco de eternidad que me iluminaba en los momentos difíciles de mi vida. No sé bien cuando empezó, pero un día comenzó a gestarse; que el club fuera campeón de la liga local, jugadores de mucho carácter comenzaron a ser protagonistas, los años habían pasado y mis años de niñez no eran los mismos de mi juventud, el surrealismo de los días del equipo campeón ahora, y por fin, eran días reales. El campeonato era menor a los que imaginaba que ganaba el Auquinco FC, pero bastaba para suplir esa alegría inventada y ese grito ahogado de éxito. El equipo en el segundo tiempo poco jugaba, pasaba de una circulación lenta, a una progresión en tres cuartos de campo aún peor, al parecer al volumen de juego en el sector alto le faltaba dinámica, y no era de extrañarse un contragolpe letal del equipo contrario, a esa hora poco importaba, los jugadores tenían acostumbrado a sus hinchas a jugar todo por el todo, y esta no fue la excepción, el equipo rival planteaba un puzle difícil de resolver, y ya corría el minuto 25. Todos los que asistimos ese día pudimos notar cuando las nubes del cielo dejaron de ser calipso, con tintes anaranjados y se juntaron como en una ágora en donde todas interactuaban al mismo tiempo, para nublar el gélido cielo. Los jugadores del equipo sureño habían convertido a su goleador en ser humano unos días antes de la final, digo en ser humano porque no había sido inscrito en ningún registro como un apersona naturalmente humana, solo hasta tres días antes de la final, que era el partido en donde recién se necesitaban documentos. El rumor de este jugador alienígena creció en la liga, y hoy era el principal verdugo de nuestro equipo en la final. Caía el año 2000, y cuando de un de pronto la investigación humana, llegó a tal nivel que pudimos hacer contacto con extraterrestres, al comienzo fue difícil, algo que solo se ve en una historia de terror, acontecía a los humanos por allá por los 2000, el primer contacto fue escrito, si, la escritura permitió el contacto, por lo que con el correr de los meses el rumor creció y creció, y un día sin mas. en la televisión mostraban a seres de otros planetas arribando al nuestro, muchos de ellos con características similares a las nuestras, y otros muchos muy distintos, pero poco nos importó, la vida siguió, y todo estos alienígenas agradecían poder vivir con nosotros, lo raro por supuesto era que el jugador de una liga amateur era alienígena, ya ocurría al mas alto nivel pero acá en la tercera z no era habitual ver algo así, con decirles que en el cuarto gol, el balón se levantó 30 metros sobre el arquero, el alíen saltó más que todos, y logró cabecear , no diré que con una gran fuerza, o velocidad, pero si con una precisión que dejó a todos atónitos, costó mucho tranquilizarlo, las mañas de la defensa lograron apaciguarlo y que temiera a las acciones divididas o a arranques solos hacia el arco, nuestro jugadores eran experimentados y le picaneaban con frases a la conciencia. Lo cierto que con todo ello el juego aún estaba ahí con un 4- 2 en contra, pero aún con posibilidades de revertirlo. de pronto, el balón sublime, botea en el cielo, foto final.
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