Día de trabajo caótico

Día de trabajo caótico

La mañana del 14 de enero de 2016, cambió la vida de Mónica.

Fue un día en el cual Mónica estaba motivada, llegó a buena hora a su oficina, desayunó un delicioso emparedado de hojaldre con queso amarillo y un jugo de melocotón el cual era su favorito, toda la mañana transcurría regular, tenía mucho trabajo como de costumbre, además del pésimo ambiente laboral, pero a pesar de todo ella seguía positiva en que ese 14 de enero sería espectacular.

El señor Antonio y el licenciado Miguel se acercaron a hablar sobre el juego de fútbol, Mónica comenta que no quiere sufrir más por la selección de su país y que ella no va a ir al estadio y mucho menos a ver el juego, les dijo que a lo mejor se iba a tomar unas cervezas con unos amigos, después de su cita médica que tanto le había costado conseguir. Continuaron conversando y a continuación, recibió una llamada de recepción y por medio de ésta le confirman que hay personal de la Corte Suprema de Justicia afuera que necesitaba hablar con ella, pensó en que tal vez sería una nota oficial a la cual no se le había dado respuesta.

Cuando llegó a la recepción todos la observan con mucha lástima, en ese momento le entregan la mitad de una página con la nota en la cual decía que había sido escogida para ser JURADO DE CONCIENCIA en una AUDIENCIA de TENTATIVA DE HOMICIDIO asignada para el día 14 de enero, en horas de la tarde. Mónica asombrada le comenta al joven, que ella tiene una cita médica que no puede la perder, porque es muy importante y éste le comenta que no se preocupe que ellos le dan una constancia, para que pueda poner su cita para otro día.

-¿Tengo que irme ya?, sin querer Mónica alzó su voz.

El joven un tanto apenado, ya que ese sólo es su trabajo, le contesta que “si”, en eso Mónica vuelve a respirar profundo para calmar el ataque de ansiedad que estaba a punto de tener y contestó:

-Está bien, iré al baño y a buscar mis pertenencias.

Mónica fue al tocador soltó un mar de lágrimas, ya que la idea de ser jurado de conciencia la mataba de miedo y ansiedad. Ella había escuchado muchas historias aterradoras y en este caso como la audiencia era TENTATIVA DE HOMICIDO, eso la alteró aún más. Tomó una de sus gomitas con sabor a fresas para el estrés, se maquilló, rezó y se dijo a sí misma que todo iba a salir bien.

En cuanto salió se encontraba el Lic. Reyes del Órgano Judicial, acompañado de un compañero de trabajo de Mónica que también había sido elegido. 

Ella pensó: Este muchacho no pasa de los 25 años, si yo estoy nerviosa no me imagino como debe sentirse él.

Le preguntó su nombre, le dijo que se llamaba Armando, tenía 23 años y en ese momento, Mónica confirmó que estaba asustado, su voz temblaba y sus manos sudaban.

Suben los dos al autobús, el cual estaba destartalado y olía a excremento seco de vaca de hace días. Mónica no se quejó, se sentó en el primer puesto y justo detrás de ella se sentó Armando. A pocos minutos de haberse subido el chofer les saluda y les confirma que van a recoger a otros jurados porque son 8 las personas elegidas. Mientras se encontraban en el tráfico Mónica empezó a preguntar cada cosa que se le ocurriera.

– ¿A qué hora comienza la Audiencia?

El chofer le contesta que a eso de las 2:30 pm.

– ¿Por qué nos buscan tan temprano?

-Porque su ubicación nos queda más cerca y nos gusta estar a tiempo. Son en total ocho personas.

– ¿Cuántas horas demora la audiencia?

El señor le respondió que no se preocupara que a lo mejor sólo demoraría un día y que quizás a las 8:00 de la noche ya estarían de regreso y le confirmo que él, los tenía que llevar hasta la puerta de su casa.

Mónica abrió los ojos y preguntó:

– ¿UN DÍA?, o sea que, ¿puede durar dos?

-Puede durar una semana, pero ya sería en el peor de los casos.

-Y, ¿Dónde dormimos?

El señor, cansado de sus preguntas y asedios le contestó: -En un hotel, pero ya no se preocupe que es un caso fácil, discúlpeme, tengo que hacer una llamada. 

Detuvo el bus en otra institución donde íbamos a buscar a dos jurados más, se bajó y empezó a caminar en círculos con el teléfono en la oreja.

Mónica bajó la cabeza y se puso a escribirle mensajes de textos a sus amigos y familiares. Le escribió a su madre, la señora Lucía y ésta le trató de dar ánimos, que no se preocupara que iba a salir rápido de esa situación, le explicó que eso era parte de trabajar para el gobierno. 

El bus siguió su curso y realizó 2 paradas más, en cada parada se añadieron dos personas y al terminar ya estaban las ocho. El chofer tomó rumbo y les anunció que pronto llegarían a las instalaciones del Órgano de Justicia.

Mónica empezaba a sentir ganas de vomitar por la ansiedad que le generaba llegar a ese lugar. A solo segundos después de ese malestar, le resonaron los oídos al escuchar un estruendo en el vidrio de la ventana del conductor. Cerró los ojos y cuando los abrió nuevamente, Armando le gritaba que se agachara, pero ella estaba estática, su rostro y atención yacía en la cabeza rellena de balas del conductor, ese señor al que le había hablado hace unos minutos.

No se movía, estaba conmocionada, la impresión y el sofoco del momento no la dejaba entender que pasaba, ella se acostó en el asiento y Armando la cargó en brazos, notó que sus signos vitales eran escasos, le habló y ella le decía que tenía mucho frío, pero que no sabía porqué, la adrenalina no la dejaba sufrir por aquella bala perdida.

Finalmente, una semana después los delincuentes confesaron que mataron al chofer equivocado.

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