En medio del bullicio, el teclear de los dedos afanosos, el sonido lúgubre de antes de las cuatro, las voces que no se escuchan, veo mis pasos, uno a uno por el pasillo, agentes de carne y hueso entregados al sistema, yo una más, ellos unos menos. con sus cabezas gachas y sus sueños mutilados, miran el reloj, ese que ya no compraron porque ahora está en el celular, entonces de paso miran sus mensajes, esos que ya no existen en los labios del otro, solo un letrero en la pantalla. Somos y no somos, humanos encomendados al salario, rezando por un día más, rezando por un día menos. El olor a café nos trae y nos lleva, a pasos de gacela, respiramos profundo por esos pasillos fétidos de aromatizante, viajes de una y otra vez, un café amargo, un café dulce, así se hacen los días, uno tras otro, año tras año, la cabeza no se levanta más, el cansancio moral, el hastío espiritual, en muros de barro, con olor a moho, al calor de los techos que nunca se caen, solo se desmoronan como la vida, se sostienen como la vida, se deshacen como la vida ahí dentro. Y entre eso, veo sus ojos, tan pequeños casi invisibles, al otro lado de la fuente. Busca entre la maleza, busca lo más diminuto, busca su felicidad. nuestras mirandas lo dicen todo, nuestros labios se sellan al vacío, una sonrisa se dibuja, y entre mis pasos por el pasillo y su figura al otro lado de la fuente, solo somos él y yo. por el pasillo a la derecha casi en cámara lenta no hay miranda punzante que me quite la sonrisa, no hay voces oscuras que me quiten el silencio, mientras vuelvo a lugar de trabajo, me llevo la luz. La luz de sus ojos que en medio del tedio y los días repetidos me dan una sonrisa y su sonrisa se dibuja en mi memoria mientras las gráficas estadísticas me indican lo mal que van las finanzas, y mientras espero que la sonrisa se desdibuje de mi rostro pálido y seco, sus ojos, aunque pequeños son suficiente para iluminar el resto de mi día, su sonrisa aunque casi invisible o quizá me la imagino, quizá nunca existió, pero sigue siendo él, al otro lado de la fuente.
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