La sangre corría por mis piernas, como rió desbordante; mi cuerpo temblaba a causa del frió que dejaba la lujuria violenta, mi corazón latía cada vez mas lento, y se habían agotado las làgrimas en el silencio.
Si fui descuidada. Nunca me preocupe por cerrar la ventana de mi apartamento cuando me cambiaba, no me fije que afuera uno ojos me vigilaban, unos ojos que en el trabajo me seguían, ojos que se camuflaban en una amistad.
Siempre me caracterice por ser extrovertida, amigable, algunos me decían cambanbera. Ame la vida, disfrutar cada instante, cada detalle; me fascinaba vestirme bien.
Nunca pensé que al ir al trabajo con minifalda , unos jeans ajustados o un escote era sinónimo de provocar y llamar la atención de los hombres, que el tener los labios rojos me hacia tener un letrero en la frente donde cualquiera ponía mi precio.
Y así fue como llegue aquí, habían sido muchos días de espionaje, de detallar mi entrar y salir. Él me abordo en la calle justo unos cuadras antes de llegar a mi hogar.
Tenia puesto un hermoso vestido de seda azul, mi frondoso cabello relucía y él con un pañuelo tapo mi boca; no se que tendría ese pedazo de tela pero me hizo dormir. Desperté en un cuarto que por el olor podía deducir que tenia humedad, y por la mugre que nadie habitaba hay.
– Por fin despertaste. – Que bien no quería estar contigo dormida. -Si sabes quien soy verdad, vi tus señales, descifre tu alma, hice todo como me lo indicaste, y eme aquí apunto de complacerte en lo mas mínimo.
Al escuchar esa voz note quien era.
¡No puede ser mi compañero de trabajo!. Con el que de ves en cuando almorzaba.
Llevaba 6 meses trabajando con él, pero por que?
De que señales habla, porque me estará haciendo esto?…
Me quede en silencio no salia palabra alguna de mis labios, «Estaré soñando».
– Que te pasa ya no hablas, te apagaste, que pasa con esa niña libertina que llevas dentro. -Cuantas veces no me dijiste que te gustaba la adrenalina; el peligro, el misterio. -Se te olvido todo lo que me decías cuando contorsionabas tus piernas de un lado a otro o cuando meneabas tu trasero con esa pequeña falda, o esas miradas que acompañaban ese atrevido maquillaje.
Ami no se me olvida esos besos rosas que dejabas en mi mejilla con ese aroma indescriptible de tu loción. Te he complacido aquí me tienes que mas adrenalina que esta.
Dios en que me había metido; siempre fui amable con todos, acaso el hecho de ser así me catalogaba de otra manera diferente a lo que yo pensaba de mi.
Aun me sentía marida.
Me tomo fuertemente, rasgo mi vestido y sin quitar mis panti, empezó a hacerme el amor salvajemente, me apretaba los senos sin piedad, recorría mi cuerpo con sus ásperas manos, su aliento estaba impregnado en mi, sentía con dolor como mi cuerpo crujía, empezó a morder mis labios, sentía como la sangre empezaba salir de ellos. Cada ves me dolía mas y mas…
Mis piernas ya no pertenecían a mi cuerpo, ahora eran parte de el.
No obstante empezó a introducir también sus dedos en mi. Dios cuanto me dolía, las lagrimas pronto espesaron a salir no tenia de donde sostenerme, quería levantarme de aquel asqueroso colchón tirado en ese gris piso.
Intente detenerlo con mi uñas pero; cada ves me sentía mas débil y el cada ves mas fuerte, su sudor se esparció en mi cuerpo parecía un animal carnívoro al acecho de su presa, me tomo y me dio la vuelta bruscamente tanto así que alcanzo a romper mi nariz. Me decía al odio. -Ahora si como era que movías tu trasero, tus señales fueron bien escuchadas, creo que te va mejor en este trabajo, disfruta mas, ganas mas, claro que para mi es gratis… tranquila no me agradezcas lo hago con todo gusto…
No dejaba de pensar en cuantas cosas compartí con él, no entiendo donde carajos empece a enviarle esas tales señales. Recuerdo vagamente el buen papel que el desempeñaba en la agencia, un buen publicista, acaso esto era una broma. Sentía que en cualquier momento me desplomaría, el aire me faltaba y él no se agotaba.
Fueron los peores 30 minutos de mi vida, la peor tortura, el peor sexo de mi vida.
Al terminar me tiro de aquel insensible colchón; caí de medio lado en el áspero piso.
Me dijo «si ves DE PUTA TE VA MEJOR».
Escuche como se retiraba de aquella pieza.
Y así termine aquí por tener mis labios rojos, una hermosa sonrisa y saber caminar con minifalda y tacones altos. Pague alto el saber vestir, el ser amable y extrovertida, me converti en una puta sin saberlo, fui la satisfacción de un compañero de trabajo. Creo que aquí me quedare, por que no tengo fuerzas para salir, ni dignidad para dar la cara al mundo. Me sumergiré entre mi propia sangre, y seré mi propio juez, por que aquí termina mis sueños, mis ilusiones, quien querrá estar cerca de alguien como yo, quien le creerá a una mujer que envía señales.
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