Entre fuego y algo de paz

Entre fuego y algo de paz

Joven, unos 18 recién cumplidos, llegando a Buenos Aires para cumplir mi sueño, me sentía con tanta euforia que se me era difícil expresar todas las ideas que tenia en la cabeza, pero todas se reunían en un solo objetivo, poder completar mis estudios gastronómicos y obtener un trabajo decente, durante el primer año de la carrera no hice mucho ya que estaba impresionado a la forma de la ciudad y sus matices que se encontraban entre callejones, dando un aspecto muy retro y a la vez lleno de tecnología, al pasar del tiempo esta emoción y admiración hacia donde yo estaba fue desapareciendo,y sentía que necesitaba algo nuevo.

Siendo bastante bueno en lo practico como en lo teórico me anime a empezar a entregar CV por todas partes, bares chicos hasta hoteles internacionales, la ambición se hacia cada vez mas grandes, pasaba el tiempo y empezaba a tener respuestas de los lugares diciendo que no tenían un lugar pero en algún momento se iban a comunicar, solamente eran mentiras disfrazadas con empatia, no me importaba entrar a hacer el trabajo sucio sacar viceras o estar atrás de un chef engreído viendo que necesita, quería mi lugar en la cocina.

Pude obtener algo así,en un bar chiquito a tres cuadras de mi departamento, eran conocidos por su variedad de hamburguesas, algo no tan elaborado ni que sentía mucha admiración pero era una cocina, me acuerdo que salia de cursar tenia 10 minutos para comer algo y entraba a trabajar, el primer día me sentía muy intimidado por el entorno gente que me llevaban 10 años mínimo, pero bueno había que ganarse el lugar, salude al jefe y el me devolvió el saludo con un montón de ropa, todo para el trabajo, una remera que me quedaba demasiado grande y una gorra del local demasiado chica, me sentía disfrazado pero sin mas fui a la cocina a ver que podía empezar a hacer.

-¿Sos el nuevo?

-Si- respondí muy nervioso

-Veni para acá- me llamo una voz muy gruesa

Mi primer pensamiento fue esa voz debe ser de algún gordo malhumorado que se descarga con los empleados,al llegar me saludo de una forma mas amigable.

-No estés nervioso, se lo que sentís, Soy Gustav un gusto-

-Estoy bien,¿en que lo puedo ayudar?-Dije , para ocultar que me estaba cagando en mis pantalones.

-La cocina esta tranquila, fíjate si podes ayudar en el salón.

Y ahí iba, sin voz ni voto obedeciendo a personas que recién conocía,al llegar al salón me encontré con muchísimos empleados y de diferentes nacionalidades, y yo el menor de todos ellos,desde venezolanos sirviendo tragos, a colombianas pidiendo ordenes en las mesas y yo ahí parado, sin saber que hacer, a lo que un chabon de administración me dice

-Si estas desocupado podrías limpiar los baños antes que se llene mas de gente.

-Ah bueno, no tengo drama-y si que los tenia, específicamente dos, yo quería llegar a un restaurante por mas barato que sea, a trabajar en la cocina y el otro era que no tenia ni puta idea de como limpiar un baño.

Ahí me puse a improvisar con un par de líquidos que me dieron desparramando todo en el piso y cuando yo sentía que estaba terminando me dicen que los líquidos hay que bajarlos con agua porque son concentrados, y ahí estaba yo de sentir el placer en terminar a saber que iba a pasar 30 minutos mas encerrados en baño limpiando en donde mean y cagan personas totalmente desconocidas.

Terminando con ese sufrimiento, me fui para la cocina decido a no hacer otra cosa que no sea cocinar o si me mandaban a limpiar que sea la grasa que cae de las sartenes o la caca de ratas que ellos me decían que no habían pero estoy seguro que mas de una se metía por ahí.

Termine cortando panceta para hamburguesas, acomodando bastones de queso y terminando un par de postres, algo totalmente satisfactorio para ser el primer día, al volver a mi departamento, escucho la voz de mi hermano, que seguramente no lo nombre,Roberto, acostado ya durmiendo me dice

-Y como te fue en tu primer día?-con voz muy ronca

Le alcance a contestar un bien casi susurrando antes quedarme dormido en el sillón.

Esta era una rutina muy degastadora y muchas veces pensé en dejarla pero era algo dentro de todo sencillo para todo lo que yo podía llegar a hacer, el sueldo era bueno y me alcanzaba para salir de fiesta disfrutar un par de horas y volver a dormir un par de minutos antes de empezar con otra cosa.

Hasta que un día me despierto, Felicidad, miedo a tener miedo, y el viajero y su sombra eran libros que tenia en un costado en la cama, del otro lado botellas y colillas de cigarrillo que no tenia ganas de ordenar y en el medio yo , que sin darme cuenta caí en un vicioso circulo que era trabajar estudiar y tratar de estar bien, esta autoexigencia me llevo al borde, las noches tan tranquilas y livianas que había pasado se hacían pesadas en mi espalda y me tiraban hacia el piso, no podía hacer nada mas que decir voy a faltar al trabajo y a la universidad, vida incierta donde lo que amas te mata , y mientras lo hace, lo disfrutas hasta la ultima gota.

-Estas adentro?- escuche la voz de chica desde una de las entradas de mi departamento.

A lo que yo dude si responder o no, antes de decidirlo ya habia dicho que si y pasar a la chica, era la colombiana del bar, que me hizo caer y darme cuenta que lo idealice todo, esto me costo pero me di cuenta que todo tiene un tiempo y la obsecion hacia la plata y el trabajo me costo mucho mi tranquilidad que lo fui tapando con libros y estos libros con fiestas.

Todo entre fuego y algo de paz siento que algo crecí

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