EL PANGOLÍN 
Con humor, mucho mejorLo que comenzó con un guiño al Quijote en un humilde intento de escribir una poesía con un toque de humor, ha terminado siendo un pequeño homenaje a algunos de mis poetas favoritos. Pero ésa es la magia de las palabras, que tienen vida propia.
EL PANGOLÍN
En un lugar de la China
de cuyo nombre no puedo olvidarme,
no ha mucho que vivía
un pequeño pangolín.
Una tarde el pobre iluso
vio un furtivo aparecer,
el granuja era travieso
y le quiso ir a coger.
El bandido lo quería
para con él comerciar,
pues su carne y sus escamas
muy demandadas están.
Ilegales sin remilgos
se parecen entre sí:
talan bosques, roban sueños,
cortan vidas. Son así.
¿Qué tengo yo que mi armadura anhelas?
¿Qué interés posees, malnacido,
que mi guarida con sigilo acechas
y con malas artes me llevas contigo?
Y con diez cañones por panda
de furtivos en toda regla,
se llevaron, quien no corre vuela,
al pequeño pangolín.
Y va el vándalo desalmado
pensando alegre en su logro,
Asia a un lado, Europa al otro
y allá a su frente el mercado.
Pero anoche cuando dormía
soñó el maldito captor,
que el pangolín escondía
un mal en su caparazón.
Era ardiente porque daba
fiebres de roja ansiedad,
y no era sol aunque alumbraba
pues también hacía llorar.
Despierta el loco furtivo,
recobra el juicio y asiente
meditando,
cómo se arruina la vida,
cómo se altera la suerte,
veloz y raudo,
qué rápido deviene el pesar,
cómo todos encerrados
da aflicción,
cómo, a nuestro entender,
cualquier tiempo pasado
fue mejor.
¿Qué es la vida? Un sinvivir.
¿Qué es la codicia? Ambición.
La avaricia nos trajo el virus
y la pandemia acarreó dolor.
Ojalá fuera todo un sueño,
porque los sueños, sueños son.
Ahora vivo sin vivir feliz,
y la vacuna con ansia espero,
que anhelo vivir sin miedo.
Y volverán los días de tertulias,
abrazos, risas y amistad.
Y otra vez, con el alma esperanzada,
la ilusión retornará.
Pero aquellos días separados,
tan cerca y lejos a la par,
aquellos días sin consuelo,
ésos… ¡no volverán!
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