Categoría: Alumnos (2º de Primaria).
Había una vez un camaleón que se llamaba Camalenny y vivía tranquilo. Era tímido y bueno. Era muy lindo y le encantaba jugar con sus amigos, Lagartints y Lagarfends, juntos se divertían siempre mucho.

Un día, mientras estaban los tres jugando al pilla-pilla, Lagartints se quedó mirando fijamente hacia una montaña muy lejana y de repente vio un punto rojo. Y entonces dijo Camalenny:
-¡Ahí va! ¿Qué es eso?
-No lo sé. ¿Qué será? -dijo Lagarfends.
-Todo el mundo está bien, menos ese punto rojo. ¡Es un virus! -respondió Camalenny.
Los tres amigos se quedaron muy preocupados, hasta que el camaleón, como era muy tranquilo, les dijo con una voz muy dulce:
– Amigos, hay que acabar pronto con este virus.
– ¿Y cómo lo hacemos? -preguntó Lagarfends.
-Usando la imaginación -dijo Camalenny.
-Pues no se me ocurren ideas… -se quejó Lagartints.
-¡A mi sí! ¡Con magia! -gritó emocionado el camaleón-. Necesitaremos una varita mágica y hay que decir las palabras mágicas -les explicó-.
– ¿Y cuáles son las palabras mágicas? -preguntaron sus amigos-.
-¡LA VA-CU-NAAA!!!! -dijo Camalenny.
Y después les explicó a sus amigos que él se iba muy lejos para ser científico y preparar la vacuna.
-¡Qué buena idea! -le dijeron sus amigos-. Y mientras tanto, nosotros nos centraremos en las demás cosas importantes de la vida, porque en nuestro mundo hay mucha diversión y muchas cosas buenas que nos vamos a perder si sólo vemos todo el tiempo el punto rojo del virus.
Los tres amigos volvieron a reunirse cuando había pasado un año y dijeron:
-¡Lo hemos machacado por esforzarnos juntos y pensar en otras cosas!
Y se fueron felices y lo celebraron con una gran fiesta de todos los animales que habían estado malitos con el dichoso virus del punto rojo.
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