Yo, si fuera usted, no esperaría nada; el mero intento de engendrar una expectativa, una frágil intención de trascender, de solemnidad, le abocará al fracaso más rotundo. Sabrá del mismo al descubrir que todo lo que usted creía dominar es vulgar e inútil.
Si le advierto es porque yo ya asistí a un taller de escritura, aquí mismo. Asumirá, como yo, su finitud frente a lo insondable de la narrativa, y que el océano de nuestro conocimiento literario sólo posee un mísero centímetro de profundidad.
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