Seguras sus manos, siempre precisas. Mente despejada, sabiendo por dónde empezar. Confianza absoluta en su ayudante. La llamó y ella acudió presta. Formaban un buen equipo.
Comenzaron la operación.
—Título —musitó en voz baja—. Ella se lo dio.
—Primera frase —requirió—. La tuvo enseguida.
—Personaje principal —solicitó—. Y allí estaba ella dándole un nombre.
«A ver qué he aprendido en el Taller de Escritura» musitó en voz baja.
Sí, su imaginación y él formaban un buen equipo.
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