Éramos un grupo de amigos, que preferían las noches oscuras.

Encendíamos en la orilla, un gran fuego, con llamas altas. Nos quitábamos la ropa y la ordenábamos en pilas, una de cada uno.

Corríamos desnudos por la orilla del río, aguas abajo, casi dos kilómetros. Siempre hasta la misma piedra. Luego, nos sumergíamos en el agua marrón, y nadábamos contra la corriente hasta el fuego.

De vez en cuando los peces nos mordían los pies.

Una noche quedó una pila de ropa sin recoger.

Nunca más volvimos.

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