En el taller de escritura, un vacío perfecto lo circunda, atraviesa su mente, desde el universo, a la biblioteca. El entorno mira horrorizado. Se ensancha, absorbe la silla y parte de su birome, cae, su mente no se va, parte de su cuerpo sí, es un material chicloso de colores, predomina el lapislázuli.
El torso se abre, muestra una jabalina eléctrica con piedras preciosas engarzadas. Su mano apenas llega al umbral de la puerta, cuando ya se ha convertido en una masa gelatinosa de vivos colores..
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