El profesor, muy trajeado, comenzó la clase:
Escribir agota, aunque gratifica. Cansa, porque piensas, las neuronas se escandalizan de tanto trasiego. Escribes, repasas, pero no te excedas, puedes tener visiones, letras alucinadas saltándote a los ojos, barbaries que las putas letras pueden causarte. Saben que la perfección es diabólica, se molestan si la persigues. El que piensa alcanzada la excelencia, se endiosa y después viene la caída. Creedlo, la perfección es el camino, nunca el objetivo.
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