Torrencial, sobre el tejado, cae la lluvia noctámbula. Al contrario, muy leve suena ahora el tictac del reloj. La tetera humeante, sobre el fogón, ahora está silente. El gato duerme junto a la chimenea, impasible. Al lado de la única lámpara del salón, papel y lápiz en mano, el delgado hombrecillo mira a su alrededor, buscando, esperando por las palabras que plasmará y que se niegan a hacer presencia. -Son solo quinientas-piensa, mientras el tiempo sigue su curso inexorable-son solo quinientas.
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