Y en lugar de romper en llanto, brotaron unos cuantos versos. me acurrucò más que el pecho de mi madre, las páginas de mi primer libro, y en medio de la sala del jardín de niños escribí mi primer cuento. Que maravilloso fue mi nacimiento, hermoso lo que iba descubriendo, poco a poco mi mundo iba cambiando mientras cada texto iba narrando. Que fascinante me parecía el mundo cuando ingresaba al taller de escritura que yo veía como mi templo, en el cual descubrí que entre libros fue mi nacimiento.

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