Hoy hablé con el tiempo para detener por un instante mi andar y al volver la vista atrás me he dado cuenta del largo sendero que he recorrido. He visto como los años han disipado las fantasías de mi Inocente niñez, la inquietante rebeldía de mi juventud y los años útiles de mi madurez, tan sólo han dejado los reflexivos años de la vejez para contabilizar mis fuerzas que me permitan incursionar en un taller de escritura porque siento que aún quedan fuerzas y tiempo para aprender.
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