No sé por qué dicen que todo tiene que ver con mi taller de escritura. Llevo días sin escribir por lo siguiente:

Por una aliteración estomacal y fuertes retruécanos tras un apóstrofe que me dejó una onomatopeya en plena cara, llegué al hospital con la anáfora del té en la mano. Con ironía dijo el doctor que, por falta de metonimia, la clara epanadiplosis requería una intervención y sinestesia general.

Huí. Sigo con eufemismo dolor y sin elipsis de mejora. No me tiene nada alegórica.

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