Vio como Jack se hundió en la profundidad de aquel océano de palabras. Rose, pulsó la tecla retroceder. Las metáforas eran iglús que obstaculizan la travesía. Aun así, logró sacar a su amado de las hipérboles heladas.
Ahora los dos están en la proa, con los brazos en forma de cruz. Los adjetivos hierven a través del viento. Rose, volvió a presionar retroceder sin levantar el dedo.
Un taller de escritura es como subirse al Titanic. Imaginad que Jack se reencarna en G. Samsa, dijo el profesor.
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