Todo requería un poco de atención. Al entrar en aquel lugar observé: los libros de las estanterías pronunciando mi nombre, el olor a papel envolviendo todo y recordándome que ya pertenecía a la escuela de magia.

En Hogwarts hay varitas mágicas; nosotros tenemos otras que escupen tinta, garabatean ideas, composiciones del alma y hasta si me apuras memoriosas descripciones. Allí estaba el profesor que sin prisa aparente nos guiaba hacía el andén nueve y tres cuartos. Aquí comienza la aventura..

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