En aquellas atarazanas, de aquel lejano y pintoresco Ferrol de 1794, al lado de los plúmbeos y humeantes calafates sellando las grietas de la obra viva con brea, codo con codo, pegados a los ruidosos carpinteros de ribera sacando viruta del roble cortado en la luna menguante y dar forma al costillar del «Montañes», botado con pecúneo foráneo con una sóla e innegociable condición:Siempre lo mandaría un Capitán de Navío tal como don Francisco Alsedo Bustamante – Héroe de la Batalla de Trafalgar –
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