Jimena es la hija más pequeña de Eduardo Piñeiro, el de la tasca de toda la vida. Se hace llamar J por rebeldía; la llaman Jimeniña y no la dejan crecer. Según Eduardo, nunca ha hecho nada con su vida. Sacó la carrera de derecho, hizo el máster, estudió idiomas… sin ilusión. Hasta que un día tomó el mando; se hizo llamar J por amor a sí misma, se anotó a un taller de escritura creativa y se dejó embaucar por Isidro, el profesor. Ahora J, no escribe, pero pinta cuadros que cuentan historias.
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