Entre el compás de un dulce jazz suave, se movía entre los tumultos una suave mirada de color canela, una mirada que atravesaba tu alma y al mismo tiempo dejaba ver más haya de los horizontes próximos del universo. Entre los pasos y entre las almas que había en el lugar, era la única mirada profunda por la cual podías mirar hasta su corazón, un corazón de canela, que te invita a bailar a través del tiempo y de los amores pasados. Mirada polvorienta que te ahoga en cada paso y te endulza el alma.
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