Las musas huyen de mí cual colibríes, no consigo atraparlas,
las quiero conmigo un momento, oh aladas divinidades.
Como le explico al longilíneo mandamás del taller,
que ellas no se acercan, que no están de buenas conmigo,
que de tanto fracaso solo surgió hastío.
¿Serviré para esto?, o me metí donde no debo
como combinar rimas y prosas, si mi lenguaje es tan exiguo.
Igual lo intentaré y ante el intelecto colectivo, mostraré impúdicamente mis versos
para saberme libre, para sentirme vivo.
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