Todos los participantes lucían expectantes. Todos menos un joven que vestía suéter negro, blue jeans y zapatos deportivos.
Sentado al fondo del salón se le veía escribir en un cuaderno, observando frío y distante al resto.
Casi al final de ese taller de escritura rompió el silencio. Se levantó y de su cuaderno leyó la vida de los presentes en un relato que cerraba diciendo a todos dejo el vacío y desapareció. Desde entonces se escriben más recetas de cocina, epitafios y uno que otro panfleto.
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