Hoy he vuelto al taller de escritura. Supongo que es una forma de poder sacar todo ese dolor que me oprime. Él sigue yendo y parece que a la gente le gustan sus relatos , aunque sean siniestros y escalofriantes en sus detalles.
Con esa cara tierna y ese carácter afable parece que nadie sospecha lo que realmente esconde. Cada palabra escrita por él es un recordatorio de mi muerte.
Vuelvo a diario. Soy una más en el taller de escritura.Mas sólo espectadora. Pues nadie puede verme. Ni yo salir.
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