La oscuridad nos envuelve, como una madre a sus hijos, nos abraza y nos muestra nuestro más grandes y oscuros temores y deseos, nos mostramos indefensos Y desnudos ante ella, que es la oscuridad sino la ausencia de la luz.
Es una paradoja que en la oscuridad, nuestro verdadero yo, se presenta tal como es, sin una máscara o antifaz para ocultarnos de la sociedad.
En los caminos que recorremos, nunca podremos escapar de ella, es un echo que así como llega la mañana, llega la noche con su belleza.
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