Una última despedida
—
Baja de mi coche.
—
No por favor, no puedo dejar que te vayas de nuevo.
—
De haber sabido que eras tú no habría venido a recogerte. Pero no
me sorprende que hayas llegado a esto: mentir en tu perfil e
inventarte que necesitas hacer este trayecto. Como siempre, mintiendo
y manipulando. Por eso me largué. Ahora baja de mi coche, ya.
—
No respondes a mis llamadas, llevo meses sin saber de ti, ¿sabes
cuánto me ha costado encontrarte?
—
Quizá porque no quiero que me encuentres, ¿no te has parado a
pensarlo? No quiero saber nada de ti y tus mentiras. No quiero volver
a repetírtelo más: baja de mi coche.
—
Tengamos sólo una conversación, arreglemos lo que ocurrió. El
trayecto es corto, dame sólo ese tiempo para que podamos discutirlo.
—
Ya discutimos suficiente, ¿no te acuerdas?
—
Sólo quiero lo mejor para ti, nunca pensé que acabaríamos así.
Sólo te pido que me escuches. Busquemos una solución juntos a esto,
¿vale?
—
¿Una solución? Yo ya encontré una solución. Cogí el volante y me
largué lejos de ti, pero parece que no lo suficiente lejos…
—
¡Ya basta! No he venido para que discutamos de nuevo, quiero poner
fin a todo lo malo que vivimos. Y lo lamento mucho, la cagué y lo
siento. Mi orgullo me cegó cuando recogiste tus cosas y
desapareciste. No intenté detenerte creyendo que te arrepentirías y
que no tardarías en volver. Ya no puedo cambiar lo que pasó y me
arrepiento mucho de las palabras que te dije. Pero ahora estoy aquí,
me ha costado mucho encontrarte. Me bloqueaste de todas tus redes
sociales y te cerraste en banda. He tenido que recurrir a un
Blablacar sólo para tener esta oportunidad. Y claro que te he
engañado para que vengas a recogerme pensando que era cualquier
desconocido con el que compartir los gastos, porque tal y como has
dicho nunca habrías aceptado que nos volviéramos a ver. He cometido
esta locura porque quiero hacer las cosas bien al menos por una vez.
Y aunque signifique no volver a verte nunca más, al menos quiero
poder despedirme sin gritos ni rencores, ¿entiendes?
—
El trayecto es de una hora, tienes ese tiempo. Cuando lleguemos al
destino bajarás de mi coche y no volveremos a vernos nunca más.
—
Gracias.
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