Ayer terminé mi enésima mudanza en los últimos años. En una de las últimas cajas encontré una foto olvidada con Cruz durante aquel primer viaje mientras esperábamos a la grúa tras habernos sorprendido un ciervo entre la espesa niebla de noviembre.
«Parecía un chico modosito», pensaba mientras me disculpaba por mi habitual retraso de diez minutos al recogerlo en una inhóspita estación de autobuses en la zona más vaciada de la España profunda. En efecto, lo era. Aparente vida anodina como auxiliar administrativo con un primer destino en el ayuntamiento de una pequeña localidad en riesgo de extinción. Conversación con poco trasfondo durante la primera media hora de trayecto. Era un problema, ya que nos enfrentábamos a un viaje de más de cuatro horas de duración. Y, de repente, se cruza una desorientada cría de ciervo tras una curva cerrada. Por suerte, sólo un susto con poco más que daños en la carrocería de un coche al borde de la jubilación.
Sería por el deseo de rellenar el tiempo de cualquier manera a la espera de la ansiada grúa o quizás por el embrujo de la berrea alejada de la luminosa urbanidad, pero tras aquel día vinieron una tarde en la cafetería de moda, la sesión vespertina en el cine, las manos entrelazadas, el primer viaje juntos y las primeras discusiones.
Como casi de todo, cuando andas rozando la cuarentena, de este (in)fructuoso viaje han pasado ya más de diez años. Por el camino se han cruzado pandemias imprevistas, erupciones volcánicas a la vuelta de la esquina y un sinfín de catástrofes naturales que tan vulnerables a la aleatoriedad del azar nos sumergen. Inmersa en estos recuerdos, y mullida en la nostalgia, descubro como el tiempo ha ido mellándome a través de tempranas canas remirando aquella inocente foto que nos hicimos mientras esperábamos una grúa que nunca llegaba.
Supongo que será por la blandura que dan los recuerdos, pero vuelvo a escribir a Cruz tras mucho tiempo. La última vez fue a través de mi abogado para formalizar un divorcio de mutuo acuerdo. ¿Le apetecería ir al concierto de nuestro artista favorito en su gira de despedida? Pasan 5, 10, …, 30 minutos y sigue sin responder. Vuelvo a recordar porque lo odio.
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