Las maletas de Laura

Las maletas de Laura

Kika

03/11/2024

Decidí poner mi viaje de vuelta en Blablacar para no regresar sola desde Madrid.

Eran las ocho de la tarde y aún no había recibido un solo mensaje.  Cuando me disponía a meterme en la cama, sentí el sonido del móvil y ahí estaba Laura, una madrileña que necesitaba viajar a Logroño urgentemente, así que, tras acordar la hora de salida y el lugar de recogida, me acosté.

A la mañana siguiente fui a recogerla y la verdad es que me quedé sorprendida al verla con tantas maletas. Fue toda una odisea meterlas en mi coche.

Durante el viaje fuimos charlando y me explicó que viajaba a Logroño porque a las seis tenía la boda de su mejor amiga. 

Cuando llevábamos dos horas de viaje, un humo muy oscuro empezó a salir del coche, así que tuve que parar y abrí el capo.  Francamente, no tenía ni idea de cuál era el problema.
Intenté arrancar de nuevo el coche, pero el humo volvía a salir, así que tuve que llamar al seguro. 
Teníamos que esperar a la grúa para llevarlo a un taller; la cual apareció cuarenta minutos después, y el conductor nos comunicó que lo llevarían a un taller de Soria, pero que al ser sábado posiblemente no lo podrían arreglar.

No disponía de coche de sustitución, así que no nos quedó otra opción.  Nos subimos a la grúa y nos fuimos a Soria.  Cuando llegamos al taller, el mecánico nos comunicó que no lo podían reparar hasta la semana siguiente.

No sabía si gritar o llorar, así que decidí llamar de nuevo al seguro y, tras explicarle lo sucedido, llegamos a un acuerdo.  Me enviarían el coche a un taller de Logroño, pero no antes del lunes.
Así que lo único que se me ocurrió fue pedir un taxi para ir a la estación y volver en autobús. 

Decidimos tomárnoslo con buen humor, como una anécdota más, pues no podíamos hacer otra cosa.

Laura estaba histérica; casi estábamos llegando, pero eran las cuatro de la tarde y solo quedaban dos horas para la boda.  

De pronto, Laura pegó un grito que todos los pasajeros nos miraron sorprendidos; y se echó a llorar desconsoladamente.  No sabía lo que le pasaba y, hasta que no se calmó, no entendí nada. Ahí fue cuando me dijo que sus maletas se habían quedado en el maletero de mi coche.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS