Sobre los comienzos

Tal vez un día cojas un coche. Sin expectativas. Pienses en no llegar muy tarde a casa, en deshacer la maleta, en que mañana tienes que ir a trabajar. Entonces no lo sabes, pero ese viaje que era el final de algo puede ser el principio de muchas cosas.

Te duchas en la playa, metes como puedes la ropa mojada en la maleta y te tomas un café rápido para despedirte. Ojalá nos veamos pronto, ya sabes que esta es tu casa.

Sí que lo es, y cruzas el puente que has cruzado tantas veces, miras la ría y escuchas una vez más ese acento, que hay que ver cómo cambia en unos pocos kilómetros, que siempre te llevarás una palabra nueva, una entonación distinta.

-Estoy esperando en la parada de autobús

-Llegamos en unos minutos

Te subes al coche. Cuatro horas para el fin de tus vacaciones. Presentaciones. De dónde eres, qué haces por aquí, cuánto has estado, qué has visto, qué suerte de tiempo. Y unos ojos que se cruzan a través del retrovisor. Y luego: en qué trabajas, a ti también te gusta la montaña, el otro día vi a este grupo en concierto. Yo tenía las entradas, pero al final no pude ir. Les vi el año pasado. Yo también estaba allí. Y esta vez la mirada se fija durante un par de segundos más.

-¿Dónde te dejo?

-No te queda de paso

-Te acerco

Aún ahora sigues sin saberlo. ¿Cuántas veces has sentido de verdad que estás en el principio de algo? Que tenías que atesorar ese momento, que sería mucho más que una anécdota que contar, que no era un viaje más.

No es más que un roce al coger la maleta, gracias por traerme, encantado de conocerte. Y yo también. Los ojos se sonríen, los hilos se entretejen, qué bonita coincidencia.

Al fin y al cabo es una historia del siglo XXI, y lo que empieza en una pantalla de móvil no podía acabar en otro sitio.

-Me guardé tu número por si acaso, ¿has llegado bien?

-Pero si solo tenía que subir las escaleras! Me ha gustado conocerte

-A mí también. ¿Te apetecería…?

Y ahí empieza el ciclo de posibilidades infinitas. Porque ese día, a esa hora, de entre todas las opciones, escogiste ese coche. Y no tienes que pensarlo, todo se ha alineado para llevarte a decir:

-Sí, me encantaría.